La Historia no ocurre en un vacío. Respuesta a “El terremoto de 1918 y la ciudadanía estadounidense” escrito por Rafael Rodríguez Cruz.”


El pasado 31 de enero del 2020, 80 grados publicó el artículo “El terremoto de 1918 y la ciudadanía estadounidensehttps://www.80grados.net/el-terremoto-de-1918-y-la-ciudadania-estadounidense/

Inmediatamente, colegas y allegados me compartieron el artículo por varios medios. La razón por la que lo compartían me resultó obvia tras leer las primeras oraciones; este artículo tiene un sinfín de errores factuales (muchos de ellos de conocimiento básico en las escuelas elementales del país), además de errores de análisis, y carece de contexto alguno.

Aquí les comparto varios de los errores y mal interpretaciones a los cuales me refiero.

Asevera Rodríguez Cruz que “un gran contingente de puertorriqueños fue forzosamente reclutado para las operaciones bélicas y de apoyo a las tropas estadounidenses entre 1917 y 1918.”

El archivo demuestra lo contrario. Al aprobarse la ley del servicio selectivo, se excluyó a Puerto Rico, Hawái y Alaska originalmente. La cámara de delegados en Puerto Rico puso el grito en el cielo y exigió que se incluyera a la isla y a los puertorriqueños. De hecho, miles de puertorriqueños llevaban tratando de ser aceptados como voluntarios en las fuerzas armadas y eran rechazados- incluyendo a Pedro Albizu Campos.

Cuando finalmente se extiende el sorteo a la isla (el cual no tiene que ver con ciudadanía) es con el esfuerzo de las clases profesionales de Puerto Rico y líderes comunitarios que se registran mas de 100,000 en un solo día. Y para poco, pues el Departamento de Guerra todavía se rehusaba a admitir puertorriqueños en grandes números y mucho menos a crear unidades puertorriqueñas (aparte del Porto Rican Regiment- que traza su origen a 1899 y era parte del ejército regular norteamericano y el cual es denominado 65th Infantry – 65 de infantería– tras concluir la guerra).

Y por si la duda, la ciudadanía en el 17 nada, en lo absoluto, tiene que ver con el servicio militar. Los puertorriqueños eran “American nationals” desde el 1900 debido al Acta Foraker del mismo año, lo cual los incluía en la ley del servicio selectivo- y, aun así, Puerto Rico fue excluido del “draft” original. Esto lo he demostrado a cabalidad en varios escritos utilizando, pues, los documentos.[1]

Nos dice Rodríguez Cruz que los soldados “reclutados” en Puerto Rico fueron “Agrupados en lo que se conocía como el “Porto Rico Regiment of Infantry” y que Pedro Albizu Campos sirvió en este.

Esto no es acertado. Él se refiere a lo que sería el sería el 65 de infantería tras la guerra. Existía desde 1899 y solo tenía puertorriqueños blancos en ese entonces, y era de carácter completamente voluntario. Los sargentos eran puertorriqueños y así también la mitad o más de la oficialidad. Pedro Albizu Campos no sirvió nunca en este regimiento sino en el 375 “Colored” de la división 94 de Infantería, la cual entrenó en el Campamento las Casas pero jamás partió de la isla.

Así que, los puertorriqueños no fueron forzados a servir durante la Primera Guerra Mundial, sino que primero se les excluyó del sorteo (draft) y luego se les rechazo en masa- más del 70%,  y el Departamento de guerra tenía como política no enviar a la división puertorriqueña (la 94) fuera de Puerto Rico jamás y mucho menos al frente.

Nos dice Rodríguez Cruz que “Además, ya las mismas tropas boricuas destacadas fuera del país intuían que el fin de la guerra estaba cerca.”

Los documentos dejados por las unidades puertorriqueñas destacadas fuera de Puerto Rico, (siendo la única el Porto Rican Regiment (que se convierte en el 65 de Infantería en 1920), y que fue enviado a Panamá durante el conflicto para que tropas blancas pudiesen ir al frente occidental), demuestran que los soldados se lamentaban el no haber visto acción alguna- lo cual era la política del Departamento de Guerra- no enviarlos al frente.

De lo mismo se lamentaban oficiales y soldados de la División 94 de Infantería, que entrena en Puerto Rico (y la cual incluía el Regimiento negro puertorriqueño 375, que es donde sirve Pedro Albizu Campos con el rango de primer teniente.)

Debido a que el Departamento de Guerra pensaba que hombres negros, y por extensión los puertorriqueños, no podían ser buenos soldados, este departamento hizo lo posible por retardar el reclutamiento y entrenamiento de puertorriqueños y había establecido que aunque la división puertorriqueña llegase a estar lista – no sería enviada a Europa a pelear.

De más está decir que líderes puertorriqueños y el Gobernador Arthur Yager lucharon por la creación de esta división puertorriqueña y que fuese entrenada en Puerto Rico y sólo a eso se debe su existencia.[2] 

375 demobilized

[Foto, Regimiento 375 marcha frente a la plaza 2 de marzo, celebrando el armisticio.]

Rodríguez Cruz también se refiere a Yager como gobernador militar. Arthur Yager no era un gobernador militar sino civil. No hay gobernadores militares en Puerto Rico desde que la ley Foraker establece el primer gobierno civil colonial norteamericano en Puerto Rico. Esto es conocimiento básico que nos enseñan en la escuelas elementales del país.

Respondiendo a mis comentarios, Rodríguez Cruz cita de nuevo a Yager como si esto cambiara algo o quizás para demostrar el esfuerzo bélico en Puerto Rico y como fue mal pagado tras acabar la guerra:

All of the various forms of war work necessary to prosecute the war were diligently carried on in Porto Rico both before and after the armistice was signed on November, 1918”. A Yager, Nineteenth Annual Report of the Governor of Porto Rico, September 30, 1919, pp. 4-5.

Sí, se llevaron a cabo diligentemente a pesar del obstruccionismo del Departamento de Guerra. Fueron los puertorriqueños los que pelean para que se les deje ir a pelear y movilizan al campesinado y a los trabajadores urbanos para alistar la división puertorriqueña 94 a pesar de los obstáculos del Departamento de Guerra para que esta jamás saliera de la isla.

Se le escapa a Rodríguez Cruz que lo que nos deja ver la experiencia del puertorriqueño en la Primera Guerra Mundial no es que se considere al puertorriqueño como carne de cañón, sino que se enfrentan a un de un racismo extremo que lo encuentra no lo hombre suficiente como para pelear y morir de la misma forma que soldados blancos.

Rodríguez Cruz  también nos dice que, “Firmado el armisticio el 11 de noviembre de 1918, comenzaron a llegar a Puerto Rico, según el gobernador Yager, contingentes gigantescos de trabajadores que habían sido reclutados a la fuerza para trabajar en Estados Unidos, como parte del esfuerzo bélico. Además, se inició la desmovilización de los soldados. “

“Esto creó una crisis de desempleo y marginalización de la población acabada de llegar de la guerra.”

Solamente el Porto Rican Regiment salió de la isla (a Panamá) y mantuvo casi la totalidad de sus efectivos al regresar a Puerto Rico porque era parte del ejército regular de los EEUU. La división puertorriqueña (94 y que entrenó en el Campamento Las Casas) recibió órdenes de desmovilización tan pronto se firma el armisticio, pero, al finalizar la guerra se crea la Guardia Nacional de Puerto Rico y un buen número de estos soldados pasan a ser guardias nacionales. Se le escapa a Rodríguez Cruz, que Yager como gobernador tenía que rendir reportes y que sus planes de reenergizar la economía puertorriqueña con el esfuerzo bélico se ve tronchado por el súbito fin de la guerra.

Y en sus respuestas a mis comentarios Rodríguez Cruz cita a Yager:At the same time, the return to Porto Rico of large bodies of laborers who had been taken to the continent by the War Department for urgent war work just before the armistice, and the rapid demobilization of the large body of soldiers forming the Porto Rican contingent of the National Army brought many difficult problems of unemployment and reemployment of discharged soldiers […]”

La división 94 (a la que se refiere Yager) recibe ordenes de comenzar la desmovilización al mes del armisticio al igual que todas las unidades en entrenamiento o todavía sin ser destacadas en todos los EEUU, y algunas en ruta a Europa son devueltas sin tan siquiera llegar allá. No hay ninguna novedad aquí.

En referencia al terremoto y maremoto utiliza Rodríguez Cruz  las mismas palabras de Yager pero completamente fuera de contexto. “¿Qué hizo el Congreso de Estados Unidos ante este cuadro de muerte y destrucción imperante en Puerto Rico? El mismo Yager contesta la pregunta de manera incisiva: “Congress did not see fit to make any appropriation to aid in this relief or reconstruction work.”

Digo que esto está fuera de contexto (además de ser anacrónico) porque lo mismo haría el congreso con huracanes, tornados, sequias, inundaciones… a través de todos los EEUU. Era la costumbre y práctica que los estados y territorios resolvieran por ellos mismos porque las entidades federales que reconocemos hoy en día durante periodos de emergencia no comienzan a ser formadas hasta que Franklin Delano Roosevelt gana la presidencia durante la Gran Depresión de los 30.

Aparte, de más está decir que el Yager (quien era demócrata y nombrado gobernador de la isla por su intimo amigo, el presidente Woodrow Wilson) se quejase que el congreso no haya apropiado fondos para Puerto Rico es más que una postura política ya que en el 1918 los republicanos controlan el congreso.

Pero esto en realidad ni viene al caso porque el gobierno federal hasta ese entonces dejaba en manos de los gobiernos estatales el combatir desastres naturales. Y en Puerto Rico se dan casos de tropas ayudando durante el terremoto- pero esto no es por su cuenta sino ordenado por el presidente Wilson a instancias de Yager. Las tropas no van a donde ni hacen lo que les da la gana sino que van adonde las envían y hacen lo que se les ordena.

Los historiadores y los abogados, la historia y la ley, son animales y mundos completamente diferentes. El historiador no busca ganar un caso sino entender los procesos históricos que nos llevan adonde estamos hoy en día. Por esa razón, contrario al abogado, el historiador ni suprime evidencia ni hiperboliza aquella que “prueba” su caso. Se dedica el historiador a contextualizar y a entender el proceso en contexto local, regional y global. Cualquier otra cosa, no es historia, y no se debe tomar como tal.

Harry Franqui-Rivera, Ph.D., es Profesor Asociado de Historia en Bloomfield College, autor y crítico social y cultural. Fue investigador en el Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter College, City University of New York y más reciente libro se titula,  Soldiers of the Nation: Military Service and Modern Puerto Rico, 1868-1952 (Studies in War, Society, and the Military Series) University of Nebraska Press, 2018. http://www.nebraskapress.unl.edu/university-of-nebraska-press/9780803278677/

Le puede seguir en tweeter @hfranqui

[1]Why Puerto Ricans Did Not Receive U.S. Citizenship So They Could Fight in WWI.  https://centropr.hunter.cuny.edu/centrovoices/chronicles/why-puerto-ricans-did-not-receive-us-citizenship-so-they-could-fight-wwi

[2] https://centropr.hunter.cuny.edu/digital-humanities/pr-military/world-war-i

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